Estrújame fuerte cuando caigamos.
Agárrate a mis huesos enteros.
Engánchate.
Asume como nos prensamos
entre el desvanecimiento
y la más intensa de las locuras.
Aferrémonos
al espacio de nuestros gritos.
Que las andanadas
vayan en las miradas.
Que nadie pensó,
que nadie imaginó nada.
Y ahora me atrevo a decir,
esta vida no será nada
si no nos caemos hasta el fondo.
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