lunes, 29 de diciembre de 2014

En Hesperia

La mañana de invierno alarga las sombras. Amo la claridad de este día desde mi atalaya de voyeur. Camino y mientras tanto pienso que la posesión es lucha que el placer es obsesivo y que, entonces, la posesión vuelve a ser una mentira. Ahora, el latido de las venas se hace más constante, busco un sentido a lo que pienso, reviso alacenas de mi memoria para volver a ver objetos que me recuerden a ti, que huelan a tu esencia.
Las esperas se alargan indefinidamente, el agua corre por un jardín entre naranjos, La mañana va ocupando poco a poco tu cerebelo de mitos y de luces. Pasaron minutos, me senté a escribir. ¿Qué hacer si tu fragancia está en todas partes? ¿Por qué te descubro en el movimiento de las hojas?
No hay pastillas para aletargarme, el cerebro es un bucle de universos.
Gime, te oigo.
Aúlla, voy detrás en el camino donde las sombras son más extensas.

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