miércoles, 31 de diciembre de 2014

Albores

La memoria es un bálsamo, ella lee mis poemas.
Está silencioso el aire, mis contradicciones viven en sus latidos.
El universo quedó inmóvil en aquel beso rodeados de frío.
El universo quedó inmóvil y vacío.

¿Habrá nevado esta noche al pie de la sierra?

Me acurruqué esperando que alguien trajera
un espejismo de ti,
para seguir con las palabras.

Esperaba algo que me hiciera sentir mejor,
solo recordaba
nuestros dioses paganos.

El templo al lado del mar.
Tus ojos cerrados.
El segundo en el que titubeó la llama.

Me siento griego.
El aire se aviva las noches
suspendido entre lamentos.

Oh, polvo de fuego.
¿Dónde estoy?

Se me amoratan los labios
de besar ocasos en los
acantilados.

¿Dónde estás?

Prosigo entre la incertidumbre oscura
y recuerdos de mi experiencia.

Más que amor
te mando mi apetito.
Necesito adorarte,

Suspiros estériles,
incoherentes y nebulosos.

Deseo tus márgenes incompletos
a deshora,

Tu demora en el placer.

Procuro ser el estímulo
que sondee tus riberas.

Aquel que descifre
tu fondo más
impenetrable.




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