Fastuosas orgías sobre el altar del arte.
La libertad de espíritu habitual a los grandes actores.
Concluida la tarea del día queda desierto.
Tal vez los talleres técnicos prosigan por la noche su labor, y, acaso a uno o diez kilómetros el tumulto diario se prolongue todavía en una fiesta oriental.
Este silencio y esta impresión de abandono se recuerdan concienzudamente en la canción de los amantes que se entregan desde el abismo.
Me estoy volviendo loco, me estoy volviendo loco, es una pesadilla esto. Esto y aquello. Y lo otro y lo suyo que es tuyo.
Raw power!!!
Me hago un disfraz de luna inquieta y te alumbro no serenamente.
Solamente Loco. Loco. Loco. Loco. Loco.
El jardín que reverdece después de haber sido arrasado,
llenado de sal,
llenado de odio,
se vuelve incandescente y los brotes amarillos refulgen
la vida es un agujero en el que de cuando en cuando te esparces y te vacías.
De vez en cuando más loco aún, ay.
A veces la vida no va en círculos, ni importa la balanza.
Ni te planteas aquello del destino-desatino.
Me gustaría decir a dios que me enviara un ángel, como dice la canción.
Pero el único dios en que creo tú sabes qué es.
Una sencilla cosa que alimentar para el espíritu.
¿Será el amor?
¿Seré muy en el fondo un romántico enamorado?
¿Será una coca-cola que pierde el gas en cuánto la abres?
¿Seré tus ojos?
¿Seré los míos?
Solo deseo que la película acabe bien.
Tal vez los talleres técnicos prosigan por la noche su labor, y, acaso a uno o diez kilómetros el tumulto diario se prolongue todavía en una fiesta oriental.
Este silencio y esta impresión de abandono se recuerdan concienzudamente en la canción de los amantes que se entregan desde el abismo.
Me estoy volviendo loco, me estoy volviendo loco, es una pesadilla esto. Esto y aquello. Y lo otro y lo suyo que es tuyo.
Raw power!!!
Me hago un disfraz de luna inquieta y te alumbro no serenamente.
Solamente Loco. Loco. Loco. Loco. Loco.
El jardín que reverdece después de haber sido arrasado,
llenado de sal,
llenado de odio,
se vuelve incandescente y los brotes amarillos refulgen
la vida es un agujero en el que de cuando en cuando te esparces y te vacías.
De vez en cuando más loco aún, ay.
A veces la vida no va en círculos, ni importa la balanza.
Ni te planteas aquello del destino-desatino.
Me gustaría decir a dios que me enviara un ángel, como dice la canción.
Pero el único dios en que creo tú sabes qué es.
Una sencilla cosa que alimentar para el espíritu.
¿Será el amor?
¿Seré muy en el fondo un romántico enamorado?
¿Será una coca-cola que pierde el gas en cuánto la abres?
¿Seré tus ojos?
¿Seré los míos?
Solo deseo que la película acabe bien.
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