viernes, 26 de diciembre de 2014

La visita

Una calle atestada de sombras, deformaciones provocadas por la retina, reflejos del ojo en los brillos sutiles sobre las piedras envejecidas. Debe ser primera hora de la tarde en primavera, la luz pasando el cenit del cielo, el alma se relaja profundamente. Quisiera que la lluvia me sorprendiera paseando por este lugar, intentando poner en orden mis pensamientos ó simplemente notando cada paso que doy como cobra sentido, al menos, un sentido limitado a mi existencia. Me gustaría narrar mejor las sensaciones que llenan mis sentidos pero estoy demasiado a gusto. Debería abandonarme por completo, mi cabeza vuelve a llevarme hacia ti.
Estoy demasiado a gusto aunque no llueva, mi sombra se va alargando con los minutos, trato de jugar con ella. Alguna sombra que entreveo creo que me mira pero sigo en mi estado indefinible, absolutamente propio y personal.
No sé si seré el único visitante del cementerio en primavera.

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