El último desencanto tras la humillación consentida.
Deseo un trabajo en el que ser humillado,
¿es posible otra cosa?,
será que no miro a la cara a las buenas personas,
será que se han acostumbrado los hombres a mentir demasiado.
No me acostumbro a desear ser esclavo
y vivir de las rentas que proporciona
una vida que no es vida.
El último desencanto
quizá solo sea el carácter.
No hay que venirse abajo,
hay que mirar a lo alto, al cielo,
estar en miradores observando lo pequeño que sigues siendo.
Por supuesto que ni entiendo ni asumo,
y no tengo ningún propósito de emmendarme.
Creo que solo pienso en ser una persona.
Creo que solo soy una persona
rodeada de un páramo fangoso y helado,
y no,
no veo soluciones,
solo comprendo el desencanto.
¿He de luchar?
¿quién me da una espada o un fusil?
¿quién me regala una bomba?
¿quién desea lo mismo que yo?
Es tan fácil...
No hay comentarios:
Publicar un comentario