Nadie nos salvará
de enloquecer
cuando amemos
con las manos
entrecortadas por el aire frío de esta mañana.
Nadie nos podrá dar lecciones de vida
ni nos inculcará saberes
que ya conocíamos,
nadie sino tú
podría salvarte
de todos los silencios.
Nadie hay ahora
para sentir
sino tú,
con la mirada
escuchas.
Ignoro si escribir
recuerdos
servirá
para frenar
mis consunciones.
El vasto mar
se agita
en sus simas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario